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Cómo mejorar tu nivel de excelencia

Probablemente creas que hay personas con dotes naturales, talentos innatos y regalos divinos que les ayudan a ser exitosos en sus vidas y destacarse en casi cualquier campo o actividad que encaren en sus vidas.
Determinados genéticamente o por gracia divina estas personas son el centro de profundas envidias de quienes han debido soportar más de un fracaso habiendo hecho grandes sacrificios.
Probablemente sea cierto que esas personas existen pero no por ello, el resto de los no agraciados, no tocados con varitas mágicas ni portadores de grandes genes de sangre azul tenemos que abstenernos de detentar el éxito. De hecho -y aunque suene trillado-, el alto rendimiento, la capacidad física, emocional, mental y espiritual de un apersona exitosa se puede conseguir… con mucho trabajo.
Son muchas las investigaciones que demuestran que cualquier capacidad por más sobrenatural que parezca se puede “construir”. Desde Aristóteles que decía hace unos 2 mil años “Somos lo que repetidamente hacemos”, enalteciendo a la práctica como fuente de los logros, hemos podido verificar que las prácticas específicas, repetidas en el tiempo han dado origen a habilidades mejoradas que se aplican en casi cualquier campo.
Incluso la empatía y la creatividad que nadie se atrevería a dudar que son “dones naturales” se pueden conseguir como fruto del esfuerzo y la repetición.
Anders Ericsson, uno de los principales investigadores del mundo en el alto rendimiento ha estado señalando que “no es heredado el talento que determina lo bien que nos convertimos en algo, sino más bien lo duro que está dispuesto a trabajar”.
Una de las conclusiones centrales de Ericsson es que la práctica no sólo es el ingrediente más importante en el logro de la excelencia, sino que también es el más difícil y el menos agradable intrínsecamente.
Si quieres ser realmente bueno en algo, deberás empujar más allá de tu zona de confort que es hasta donde sabes que alcanzan tus habilidades innatas o aprendidas, pasando los “límites”, superándolos junto con la frustración, manteniendo la lucha y soportando reveses y fracasos.
El objetivo es mejorar, progresivamente hasta tener un alto nivel de excelencia. Y tener un alto nivel de excelencia como fruto del esfuerzo es de las cosas más satisfactorias que se pueden lograr en una carrera profesional que parecía determinada a estancarse signada por las limitaciones y que, en cambio, superó cualquier expectativa propia y ajena gracias al esfuerzo y la repetición. Fuente: Harvard Business Review

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